Este fue el día que salí con Senpai Joao, él venía de otra dimensión a saludarme y a darme consejos para mi puesto de trabajo, mi tienda Arco Iris De Azúcar. En realidad, sólo hablamos trivialidades y me hizo trencitas, donde se ha criado con puras nenas se comporta como tal. Entre lo que caminamos del metro a una placita con rocas gigantes hablamos de armas y explosivos y estupideces de hombres y sobre por qué tenía moretones en mis rodillas. Le expliqué que salté un acantilado y resbale del otro lado y me caí, recibiendo todo mi peso mi pobre rodillita.
En eso que conversábamos cosas sin sentido, pero con mucho sentido, hablar de la vida, el amor, mariconadas, realmente no tiene ninguna gracia porque la vida hay que puro vivirla como tal. Decidí morir por unos minutos como está retratado en la fotografía de más abajo. Quiero convertirme en un vikingo, pero Senpai Joao dice que aún no es mi momento y sus años seniles me dan para tomar en cuenta sus sabias palabras. Por lo que después decidimos levantarnos para caminar. Pateé su mochila, porque alguna cosa insultante me habrá dicho y corrí hasta más no poder y al rato aparecimos en frente de un café al cual le pedí que entráramos porque quería un café. Dentro nos atendió una chica muy linda y encantadora, a la cual senpai Joao no fue capaz de cortejar y yo quise, pero no me lo permitió. Se lo perdoné porque me dio parte de tu pie de manzana y no me robo tanto del pie de arándano que era mío.
Llegamos caminando por detrás de la Moneda, quería golpear algunos monstruos vestidos de verde, pero tenía la panza tan llena que ni siquiera habría podido correr. Vimos nuestra bandera envuelta en llamas, pero a nadie le importa una reverenda mierda. Así continuamos nuestra aventura hasta el GAM, un museo que queda en el Metro Universidad Católica, dentro había una exposición muy simpática con autómatas y me encantó. Quedé más loca de lo loca que estoy y me hizo feliz, luego tuvimos que irnos y cada uno tuvo que volver a su refugio antes que se hiciera más tarde y los chicos de verde nos vinieran a apresar por sólo apoyar el arte, tanto callejero como instalado y pagado.
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Interesante mensaje, estaba dentro del GAM.- |
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No sé que hace mi tatuaje escrito en una pared del GAM.- |
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Poema de un portugués que diseñó la exposición de los autómatas en el siglo XIX. Intento representar o explicar cómo funciona el ser humano como máquinas.- |
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Piano que estaba en la entrada de la exposición. Los sonidos se hacían olor.- |
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Me not giving a fuck about life, once again.- |
¡Cambio y fuera!
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