Pantalones y faldas a la cintura, zapatitos de cuero con o sin taco, poleras y blusas olgadas, vestidos color pastel son unas de las características representativas que me gustan bastante y también me hacen pensar en la figura de la mujer de antaño: curvilinea, natural, sencilla y dulce.
Por suerte esto de volver a los tiempos pasados se esta dando con más intensidad en este último tiempo, quizás no lo veas en las calles en todo momento, pero me alegra saber que hay chicas que comienzan a verse de una manera distinta pasados los 17 años. Yo me siento como una de ellas, por lo que procuro vestirme bien para sentirme bien. Junto a lo anterior, debo preocuparme de un buen peinado y accesorios acorde a lo vestido. La alimentación es en gran parte lo más importante, ya que al comer bien, se cuida el organismo y a la vez la salud mental lo que conlleva a una vida más sana y armoniosa, al menos así lo es para mí.
Una con el tiempo aprende a elegir bien, como las personas en quien confiar, en quien creer y de quien esperar algo sin pedirlo. Lo mismo pasa al momento de vestir, de comer o qué hacer durante el día.
A continuación dejo un par de fotos:
Me gusta su sombrero.
Amo su vestido y sus zapatos. Y por sobre todo, el paisaje con las hojas secas. Dan ganas de pisarlas.
Los diademas dan un toque especial al cabello.
Estos trajes de baño son un amor.
Adoro cómo viste esta niña, no recuerdo su nombre. Si alguien lo sabe, dígamelo, por favor.
Espero, algún día, hacerme una manicure así.
Cuando tenga la oportunidad, esto estará en el rincón de algua habitación de mi casa.
Esta es una frase de Albert Einstein.
Estos lentes me encantan.
Sus zapatos son un amor.
Himeko.
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